El cante añejo reverdece en Arahal

Por muchos años que el destino haya tenido a bien otorgarnos a los que ya tenemos una cierta edad, no puede uno cansarse de exclamar con orgullo: ¡Qué suerte haber nacido en Arahal! Qué suerte, entre otras muchas cosas, por contar con unos aficionados que saben apreciar el valor del buen flamenco, como lo demostraron ante el respetable cantaor Caracolillo de Cádiz en su magistral interpretación de distintos palos que, con la solera de su garganta y su quejío desgarrador, evocaba el cante añejo, el cante puro, el cante de rancio abolengo, que hacen de él embajador de la pureza del cante jondo, como lo fueron en su tiempo Manolo Caracol, Fosforito, Antonio Mairena y otros muchos que merecen paralela consideración.

Un cante añejo que el maestro hizo reverdecer en Arahal la pasada noche del 17 de mayo de 2024 en el salón de actos de la Casa del Aire, acto organizado por la Peña Cultural Flamenca de Arahal, Pastora Pavón “La Niña de los Peines”, en su último espectáculo del ciclo flamenco de primavera y fin de la temporada, ciclo que la Directiva de la Peña tuvo a bien dedicar a Miguel García Segura, por su larga trayectoria como buen aficionado al flamenco y ser uno de los socios más antiguos de esta Peña, dispuesto siempre a colaborar desinteresadamente en la organización de los distintos actos y quehaceres de la misma.

Ya Mari Ángeles le rindió homenaje con unas emotivas y acertadas palabras en la presentación del recital flamenco que tuvo lugar la noche del pasado 26 de abril. Parafraseando algunas de las frases que pronunció, resumió las características de Miguel como un hombre formal, término que la RAE define como “serio, responsable, educado, sensato, juicioso, consecuente, prudente, cumplidor.”.

Pero al lado de un buen cantaor siempre hay un buen guitarrista, como lo demostró el maestro Julio Romero que, como característica de su personalidad, puede destacarse su apacible rostro, que los espectadores pueden observar embelesados cuando interpreta sus perfectos acordes arpegiados, la dulzura de sus trémolos y sus impetuosos picados y alzapúas sin que apenas mute su sereno semblante.El cuadro flamenco lo completaban los palmeros Tate Núñez y Ramoncito Reyes, que digno de mención fue su perfecto compás, atentos en todo momento a los cambios de tiempo y matiz del cantaor y el guitarrista. Un cuadro digno que estuvo a la altura de los buenos aficionados de Arahal.

La presentación del acto estuvo a cargo del buen aficionado flamenco y socio de la Peña, Raúl Matute, que le bastó con solo algunas frases para expresar sin florituras la esencia de lo que debe ser una presentación, cediendo todo el protagonismo a los artistas. Asimismo, le dedicó unas breves pero cariñosas palaras a Miguel García Segura, a quien está dedicado el presente ciclo flamenco de primavera.

El repertorio comenzó con un cante por soleá, seguido de unas alegrías de Cádiz. Continuó con unas malagueñas y después interpretó unos tangos caleteros, muy alegres y que emocionaron al público. Los tres últimos cantes fueron por seguiriya, taranto y bulerías. Fue un espectáculo variado y alegre, en el que el cantaor, el guitarrista y los palmeros lo dieron todo para que el respetable público saliera de la sala satisfecho, como así fue.

La noche del viernes pasado los aficionados asistentes pudieron disfrutar de los dulces e impetuosos sonidos que Julio Romero desprendía de las cuerdas de su guitarra y del perfecto compás de los palmeros Tate Núñez y Ramoncito Reyes, así como del timbre de voz de Caracolillo que, cual si se tratara del deguste de un licor macerado por el tiempo, brota de un vetusto baúl latente en la sala más oculta del devenir de la vida, un timbre que desgarra el alma y que infiltra en los corazones una mezcolanza de sentimientos que no pueden más si no elevar y alentar el espíritu.
Por todo ello, ¡qué suerte haber nacido en Arahal!

Por Manuel Galán Suárez.