La solera de una garganta con timbre gitano resonó en la Casa del Aire
Arahal debe estar orgullosa, entre otras muchas cosas, por contar con unos aficionados que saben apreciar el valor del buen flamenco, como lo demostraron ante el joven cantaor Manuel de la Tomasa en su magistral interpretación de distintos palos que, con la solera de su garganta y su timbre gitano, el aficionado percibe claras reminiscencias de su abuelo, José de la Tomasa, y en ocasiones de Camarón de la Isla, cada cual con su distinta personalidad.
Un timbre gitano emanado de la garganta del joven maestro de solo 24 años cautivó la atención de los presentes la pasada noche del 19 de enero de 2024 en el salón de actos de la Casa del Aire, acto organizado por la Peña Cultural Flamenca de Arahal, Pastora Pavón “La Niña de los Peines”, en su primer espectáculo del ciclo flamenco de invierno.
La presentación del acto estuvo a cargo del buen aficionado flamenco, socio de la Peña y poeta, José Francisco López Rodríguez, quien pronunció unas emotivas palabras dirigidas a los hermanos Antonio y Manuel Gallego Rodríguez, “hermanos Ruizo”, a quienes la Directiva de la Peña tuvo a bien dedicarles el Segundo Ciclo Flamenco de la temporada 2023-2024, a este último a título póstumo, por su larga trayectoria como buenos aficionados al flamenco y ser dos de los socios más antiguos de esta Peña, dispuestos siempre a colaborar desinteresadamente con su buen cante en los innumerables actos culturales convocados por la misma.
En palabras de José Francisco, “Decir Ruizo es decir esencia del cante, tradición de sones ancestrales que se reinventan en la garganta, desgarro del flamenco puro y sentido”. En ese mismo acto, el señor presidente de la Peña, Juan Antonio Portillo López, les hizo entrega a Antonio y familiares de Manuel del diploma-homenaje donde quedan impresos para la posteridad los mencionados reconocimientos.
Manuel de la Tomasa es uno de los vástagos de una saga flamenca surgida hace casi doscientos años. Comparte el arte flamenco que arde en su sangre con Manuel Torre, Manuel Vallejo, Tomasa Soto, “Pies Plomo” y José de la Tomasa, entre otros. Lo natural sería que con solo 24 años irrumpiera en la sala como un torbellino que desea poner patas arriba el escenario; pero muy lejos de esa conducta, Manuel es un cantaor templado que ha aprendido muy pronto a dominar el ímpetu inoportuno para asir la bandera de la franca humildad, una característica que lo eleva hasta la cúspide donde moran los más grandes. Por todo ello, Manuel está llamado a escribir parte de la historia flamenca de un futuro próximo.
Pero Manuel de la Tomasa no vino solo, claro que no, sino que estuvo arropado en todo momento por el joven cordobés Luis Medina, un guitarrista no solo prometedor, sino que en la actualidad ya se encuentra entre los guitarristas más destacados de su generación. Con su aire fresco y flamenco, domina tanto el toque para el acompañamiento como para el baile, así como el difícil toque de concierto. Sus más que notables cualidades han hecho posible que sea galardonado con numerosos premios, el primero de ellos en 2008, cuando tenía solo 18 años, que consiguió el primer premio de la Fundación Cristina Heeren a la mejor guitarra de acompañamiento.
Con estas cualidades, avaladas por su trayectoria musical, el guitarrista Luis Medina estuvo a la altura de Manuel de la Tomasa, que en perfecta armonía y al compás de las palmas de Dani Bonilla y Frasco del Chacón demostraron su arte por los cuatro “costaos”.
Tras la presentación y entrega de los respectivos diplomas, el repertorio flamenco comenzó con Luis Medina acariciando con suavidad las cuerdas de su guitarra, y al son de las primeras notas irrumpió en el escenario Manuel, vestido con pantalón negro y una elegante camisa roja. Tras saludar al público, y, con la calma que le caracteriza, tomó asiento esperando serenamente que el guitarrista le diera paso para interpretar una malagueña al estilo de Chacón, seguida de abandolaos personales de Manuel (rondeña, verdial y zángano de Puente genil).
A continuación, interpretó unos cantes de Cádiz con una introducción personal seguida de letras por alegría de la Perla, cantiñas de Pinini y mirabrás. El cante de levante no pudo faltar, integrado por taranto y taranta evocando a Almería.
En la bulerías por soleá hizo algunas letras de Rosalía de Triana y Frijones. Las letras de los tientos-tangos eran tradicionales, pero inspirándose en los tangos de Pastora Pavón y el Lebrijano, pero interpretados a su modo particular.
Quizás deba destacarse el cante por seguirillas, y más concretamente el macho al estilo de Manuel de Molina que, con un quejío desgarrador que rompe el alma, consiguió embelesar a los asistentes. En contraste con la seguirilla, se abre las puertas del aire fresco y festero de las bulerías, muchas de cuyas letras son creación del joven cantaor. El espectáculo concluyó con unos fandangos de Maní de Triana, El Carbonerillo y Antonio de la Calzá, cuya emoción hizo levantar al público de sus asientos.
La noche del viernes los aficionados asistentes pudieron disfrutar de la voz de timbre gitano de Manuel de la Tomasa y de la perfecta sonoridad que Luis Medina arrancaba a las cuerdas de su guitarra, todo ello embellecido por las palmas de Dani Bonilla y Frasco del Chacón, quienes demostraron su perfecto compás, atentos en todo momento a los cambios de tiempo y matiz del cantaor y el guitarrista. Un cuadro flamenco para quitarse el sombrero.
Por Manuel Galán Suárez.
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